Feldenkrais, el florecer del movimiento consciente

Esta pedagogía, busca potenciar patrones de movimiento sanos, mejorar la postura y recuperar habilidades motrices.

Es una disciplina de trabajo corporal en la cual, mediante movimientos pequeños, suaves y conscientes, sutiles y poco habituales, se logra aumentar la conciencia corporal, desarrollando nuevas posibilidades posturales y de movimiento, integrando nuevas redes de conexiones cerebrales, neurales y musculares, mejorando y facilitando el intercambio de información entre el sistema nervioso y los músculos. Al poner atención en un movimiento, se genera esta conexión, y puede haber una reorganización en la forma de moverse.

Esto produce un resultado de mayor comodidad y libertad de movimiento, sutiles cambios de postura, dejar de hacer esfuerzos innecesarios en partes donde uno está contracturado. Estamos “atrapados” en nuestro patrón habitual de movimiento, y eso no está mal, porque nos permite hacer cotidianamente mil cosas en “piloto automático”. Pero el hecho de que nos movamos siempre de la misma manera implica también tener tensos siempre las mismas zonas del cuerpo, respondiendo a un patrón que se hace hábito. Entonces, Feldenkrais entrega la posibilidad de ampliar nuestro repertorio de movimiento, lo cual nos da mayor libertad y bienestar general.

¿Qué determina los patrones habituales de movimiento?

– Nuestros patrones habituales, como los llamó Moshé Feldenkrais, están fundamentalmente determinados por dos factores: el genético y el de nuestra historia de vida, cultura y sociedad en la que hemos nacido, educación, etc.

Es importante también mencionar que a lo largo de nuestras vidas, desarrollamos formas habituales de movernos y posturas disfuncionales debido a los traumas físicos y psíquicos que vamos acumulando en el cuerpo. Nuestra postura corporal es tan nítida que muchas veces reconocemos a alguien en la calle por su forma de caminar, de moverse o de pararse, porque ese patrón es típico, habitual y único en cada uno de nosotros. Estos hábitos llevan consigo generalmente tensiones y actitudes corporales que vamos acumulando. Estas tensiones físicas son limitantes y por lo general están ocultas a nuestra percepción.

Este patrón habitual hace que sobre usemos ciertas partes del cuerpo, y que no usemos otras. Muchas veces, las zonas que duelen precisamente son las que uno fuerza innecesariamente y están contracturadas por malos hábitos. En especial, cuando uno se va haciendo mayor; si durante cuarenta años llevamos el hombro tensionado de determinada manera porque cargamos al mismo lado la cartera o el bolso, sin duda ese hombro nos la va a cobrar. Entonces, esto pasa por ampliar el repertorio de movimientos para tener otras opciones. Si uno cambia su organización sensorial- motora, tendrá una experiencia de movimiento más amplia y placentera, y aunque nuestros hábitos tensionales vuelvan, nuestro sistema nervioso ya registró algo diferente.

Fuente: Revista Somos

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3 Respuestas a “Feldenkrais, el florecer del movimiento consciente

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