Método Feldenkrais: la capacidad de aprender

Clases Colectivas

Foto: © International Feldenkrais® Federation Archive, Robert Golden

A Moshe Feldenkrais le gustaba citar un proverbio de Confucio:

Escucho y olvido. Veo y recuerdo. Hago y entiendo.

Ahondar en la sabiduría de nuestra propia naturaleza, es el camino que propone Feldenkrais.  Ese desafío, tiene la mirada puesta en la “Capacidad de Aprender”.  Los seres humanos desarrollan un modo de relacionarse con el mundo construyendo sus patrones de movimiento, de comportamiento. Estos dependen de su herencia biológica, del medio en que se desenvuelven, de las condiciones de seguridad que acompañaron su crecimiento, de la civilización y la cultura. Este desarrollo transcurre paralelo al reordenamiento de las conexiones que hace el cerebro y la organización del sistema nervioso, que aumenta constantemente la eficacia de sus funciones. Así, aprendimos a gatear, a caminar, a alimentarnos, a jugar, a escribir, a cantar, etc.

 Aspectos del método:

El método Feldenkrais es un proceso educativo, dinámico y poderoso que, a través de movimientos fáciles y suaves, orienta la atención hacia lo que ocurre dentro de nosotros (cuerpo/sistema nervioso) y en el mundo exterior espacio/sociedad).

Nada es permanente con respecto a nuestros patrones de comportamiento, excepto nuestra creencia que ellos sean así.

El Método Feldenkrais plantea que con curiosidad y placer, en un nivel profundo, vamos trasladando el aprendizaje a todos los aspectos de la vida cotidiana, creando las condiciones para que el organismo encuentre su sabiduría original, su propia fuerza y aprenda a pensar y confiar en sí mismo.

En general en el aprendizaje uno se centra más en los objetivos que en el proceso. El perder de vista el proceso hace que el aprendizaje sea más superficial y difícil.

Bateson dice que:

el aprendizaje no es una cosa sino un proceso que se desenvuelve continuamente de acuerdo a las necesidades y circunstancias de nuestra propia vida.

Por lo tanto, para que haya un buen aprendizaje, es necesario que el educando opcione y tenga la posibilidad de experimentar y aprender a elegir con responsabilidad.

Aprender significa crear una diferencia apreciable.

Cuanto más sentidos introduzcamos en la enseñanza, más claro va a ser el aprendizaje.  Hay seres humanos que son más visuales, otros más auditivos, otros kinestésicos, otros verbales. En nuestra evolución ontogenética usamos todos los sentidos incluídos el del olfato, el gusto y el sexto sentido: la intuición. Feldenkrais dice, de este último, que es tan sólo el conocimiento archivado en la memoria, al cual podemos recurrir en el momento que lo necesitemos. Si en el aula usamos todos los sentidos, el alumno va a  identificar lo aprendido con el aspecto más desarrollado de su cerebro y va a estar más abierto para recibirlo. Vá a tener más herramientas y opciones para poder aprender. Se descubrió ahora que no usamos el 10% de nuestra capacidad cerebral como se pensaba sino sólo el 1%”. También hay estudios que revelaron que en general recordamos: El 20% de lo que leemos, el 50% de lo que decimos, el 60% de lo que hacemos, el 90% de lo que vemos, escuchamos, decimos y hacemos. Por lo tanto, el aprendizaje es mucho más profundo si respetamos y aprovechamos su carácter multisensorial. El entender es lo que va a ayudar a recordar el aprendizaje por un tiempo más prolongado.  Cuántos de nosotros, luego de un par de años de dejar el colegio, nos descubrimos diciendo: ¡Eso creo que lo ví en la secundaria pero no lo recuerdo!

Aprender: ¿ Placer o Sacrificio?

Feldenkrais decía que nuestra sociedad judeo-cristiana se basa en el sacrificio y el esfuerzo, por eso disfrutar en educación es algo que podía llegar a pasar pero no era necesario. “Uno aprende cosas no porque sean placenteras, cómodas o porque le hagan a uno sentirse bien, uno las aprende porque DEBE aprenderlas.  Entonces, cuando uno debe hacerlo, lo hace sin importar cómo”. Por eso, cuando uno ejerce una profesión que es su pasión y, a la vez, es redituable, se siente culpable de ganarse con ella la vida.  Siente que “en vez de trabajar está disfrutando” no se está esforzando, sacrificando. A su vez, la sociedad refuerza la idea ya que lo placentero dista del trabajo; y el que conjuga los dos aspectos en uno, por ejemplo: un artista es visto como una categoría inferior de trabajador. Sin embargo, lo ideal sería que cada  uno pudiera recrear su trabajo y gozarlo. Por eso, el Método Feldenkrais usa el movimiento para ayudar a “la toma de conciencia de uno mismo” y encontrar la forma de sentirse cómodo y confiado.

El aprender se realiza con placer, sin hacer hincapié en el esfuerzo, sino por medio del entendimiento de lo que se hace, con un gran respeto por lo que el educando trae, partiendo desde lo que puede para lograr su superación.

Resultado del Método:

El Método Feldenkrais centra y equilibra el cuerpo para que los telerreceptores estén en sus mejores condiciones para asimilar el aprendizaje. Cada persona encuentra así su postura óptima para relacionarse con la actividad que tiene que realizar.  Por medio del “darse cuenta” se refuerza y profundiza el aprendizaje; pudiendo entender y conectarse de manera más creativa y real.

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3 Respuestas a “Método Feldenkrais: la capacidad de aprender

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